Manejar una ONG se resume en una simple frase: las horas del día no existen. No hay momento que no sea destinado, aunque sea un granito de arena, a la lucha. Combatir al sistema prostituyente significa algo aún más complejo. No solo las horas no existen, sino que los días tampoco.
Desde Madres Víctimas de Trata nos acompaña una historia que ya tiene más de 30 años. Una historia cuyo origen surge en una tragedia que hoy en día sigue repitiéndose. Susi Betker, hija de Margarita Meira, fue encontrada asesinada en el 1992 luego de ser secuestrada por su novio. La ONG comenzó con un pedido de justicia, para frenar la complicidad estatal con las redes de trata que invaden nuestro país.
Hoy, en el 2021, seguimos luchando y encontrando aliadas. María López reclama por la aparición de su hija Ailén López, desaparecida el 14 de febrero de 2013. Lisette Fernández sigue protestando por los asesinatos de su hermana, Micaela, secuestrada y asesinada por una red de trata el 17 de febrero de 2013, y su mamá, Nancy, asesinada y violada en búsqueda de justicia. Marisa Rodríguez lucha por su hija Luna Ortiz, encontrada asesinada el 3 de junio de 2017. Silvia González pudo encontrar a sus dos hijas, víctimas de trata, pero hoy en día sigue estando abandonada y marginalizada por los tiempos eternos del sistema judicial argentino.
Madres, hermanas, hijas, construyeron esta organización para cambiar un mundo que les decía que eso era imposible. Los voluntarios llegaron con la misma fe. Hoy, Madres Víctimas de Trata está conformada por abogados, psicólogos, comunicadores, educadores y contadores. Pero somos mucho más que eso. También somos cocineros para el comedor Madres de Constitución, que alimenta a más de 600 por día. Somos maestros para los niños que vienen a nuestra sede para recibir clases de apoyo escolar. Somos acompañantes de las víctimas de trata y prostitución que llegan a nuestra puerta pidiendo ayuda y protección.
Hoy existe el riesgo de que perdamos todo esto. Nuestro querido hogar en Pasaje Ciudadela 1249, en el barrio de Constitución, está escapándose de nuestras manos. Nuestra presidenta, Margarita Meira, recibió el día lunes 8 de enero una intimación de parte del propietario de nuestra sede. Su carta documento decía que si Marga no compraba el inmueble en los próximos 90 días, sería vendido a un comprador interesado, y Margarita, y toda su historia, iban a ser desalojadas.
Muchas veces se nos ha acusado, de parte de sectores que se oponen a nuestra militancia, de ser “un lobby”, es decir, de estar financiadas o de tener suficiente dinero para manipular la realidad a nuestro gusto. Lo que no saben es que rogamos todos los días para que esa plata llegue alguna vez. Últimamente, el dinero apenas basta para pagar un alquiler. Madres Víctimas de Trata se sostiene a puro esfuerzo y nada más. Es sangre y sudor. Es amor y solidaridad. Y la plata… es solo algo que llega ocasionalmente, a través de nuestro arduo trabajo o nuestros increíbles donantes.
Nuestro pedido de ayuda es un grito porque sabemos que el sistema prostituyente nunca descansa y, sin nuestra sede, es muy difícil librarle batalla. Una batalla en la que, debemos decir, nos sentimos muy solos. Los que luchamos contra la trata y la prostitución no tenemos organizaciones que nos financien, ni funcionarios que nos apoyen. Y, principalmente, no tenemos un Estado presente que nos acompañe. Todo lo contrario, brilla por su ausencia.
Pero si algo sabemos es que ustedes, los que nos leen, nos siguen en nuestras redes, nos visitan en nuestras rondas de todos los meses, sí nos escuchan. Y es por esto que hoy los necesitamos: tenemos que recaudar 75 mil dólares para poder comprar nuestro hogar antes de que pasen los próximos 90 días. Sabemos que suena difícil, casi imposible, pero, como bien dijimos al principio, nosotros nos construimos en base a la fe. La esperanza de que si luchamos juntos, podemos librar cualquier batalla. La pregunta es, ¿te vas a sumar a la nuestra?
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