top of page
Foto del escritorMadres Víctimas de Trata

El sistema prostituyente desde un país regulacionista

Actualizado: 13 may 2021

El departamento de Montevideo, Uruguay, país regulacionista de la prostitución, sacó recientemente un informe sobre el “trabajo sexual” en dicha ciudad, llamado “lo visible y lo oculto”.


El mismo consiste de un diagnóstico realizado en base a entrevistas, un proceso de observación, un registro en formularios-encuestas y un análisis de la información sobre las publicidades y promociones sobre la oferta sexual en la web.


A través de estas fuentes de información mencionadas, el diagnóstico no sólo analiza las formas, condiciones y lugares en los que se promociona la oferta sexual a través de la web, sino también las vivencias de la prostitución en primera persona, es decir, en la voz de las mujeres, travestis y trans prostituidas.


Es importante mencionar que este diagnóstico sobre la prostitución realizado por la capital de un país regulacionista no muestra intenciones de rectificar su modelo implementado para abordar la problemática del sistema prostituyente, pero sí expone algunas realidades relacionadas a la violencia y desigualdad de género que las mujeres, travestis y trans prostituidas viven dentro de este sistema.


¿Quiénes forman parte de la oferta sexual en Montevideo?

El diagnóstico releva información sobre cuatro datos claves: la identidad de género de la persona prostituida, su edad, su origen étnico y su nivel educativo.


Género de las personas prostituidas

Según los datos aportados por el Ministerio del Interior en agosto de 2019, de las 12.363 personas inscritas a nivel nacional en el Registro del Trabajo Sexual, el 94% son mujeres y sólo el 6% son hombres.


Dentro del Departamento de Montevideo, hay inscritas en el registro 3.914 personas de las cuales:

  • Mujeres: representan del 77% al 92% del universo de la oferta sexual

  • Mujeres trans: del 8% al 12%

  • Hombres: del 0% al 11%

La variación de los números porcentuales depende de en qué fuente ha sido recabada la información, es decir, si fue por vía formulario o por medio del análisis de las publicidades en la web.


Se evidencia que de las personas en situación de prostitución, existe una amplia mayoría de mujeres y de trans.


Edad de las prostituidas

  • 8 a 20 años: 10% a 14%

  • 21 a 25 años: 27% a 38%

  • 26 a 30 años: 23% a 24%

  • 31 a 35 años: 4% a 11%

  • 36 a 40 años: 8% a 15%

  • 41 años o más: 3% a 11%

  • Sin datos: 1 a 10%

Quienes son prostituidas mayormente son menores de 30 años, principalmente de 21 a 25 años, conformando del 61% al 75% del universo de la oferta sexual en Montevideo. Dentro de estas menores de 30 años, existe una proporción importante de menores de 20 años que son prostituidas (10% a 14%), lo que indica que posiblemente su inicio a la prostitución esté asociado a la explotación sexual en menores de edad. Estos datos permiten entrever que quienes forman parte de la oferta sexual en la adultez, posiblemente hayan vivido situaciones de explotación sexual en la adolescencia o en la niñez.


En cuanto a la oferta sexual publicitada en la web, el informe deja en evidencia que muchas de estas promociones son administradas por quienes manejan los prostíbulos o quienes gestionan los servidores de la web. En dichas promociones, estos actores proxenetas falsean los datos de la persona que se publicita como un objeto de consumo disminuyendo su edad, ajustándose a las reglas del mercado consumidor de los puteros prostituyentes que cada vez las quieren más jovencitas.


Origen étnico de las prostituidas

La mayoría de las prostituidas son mujeres nacionales y afrodescendientes, aunque también hay una elevada presencia de mujeres migrantes.


El diagnóstico presenta indicios de que aquellas mujeres migrantes, principalmente de origen centroamericano, que conforman la oferta sexual en la calle podrían estar inmersas en situaciones más vulnerables o más controladas relacionadas a la explotación sexual.


Durante los relevamientos realizados en la Clínica de Profilaxis de Montevideo, las mujeres migrantes se negaron a responder las encuestas-formularios, lo que podría significar que se encuentran inmersas en una situación de control por medio de otras personas asociadas al proxenetismo y a la trata con fines de explotación sexual.


En los formularios autoadministrados, las respuestas de las mujeres migrantes constituyen apenas un 5% indicando orígenes latinoamericanos (argentina, dominicana y cubana).


Además, otras investigaciones realizadas recientemente sobre la trata de mujeres con fines de explotación sexual en Uruguay dejan en evidencia que la mayor parte de las víctimas son en un 78% mujeres migrantes.


En cuanto al análisis de las promociones y publicidades en las páginas web, se ha detectado la oferta de mujeres migrantes destacando su condición étnica como “exótica”, resaltando así los estereotipos étnico raciales y culturales como “mujeres más fogosas o calientes”, ajustándose nuevamente a las reglas y exigencias del mercado consumidor de los puteros prostituyentes.


Nivel educativo de las prostituidas

  • Primario completo: 34%

  • Nivel básico obligatorio de la secundaria: 43%

  • Bachillerato: 15%

  • Universitario: 7%

Se evidencia la presencia de personas en situación de prostitución en todos los niveles educativos, aunque con una mayor presencia en quienes no han completado o apenas han alcanzado el nivel básico de estudios.


A raíz de la evidencia de que hay quienes subsisten económicamente de la prostitución aún con altos niveles educativos (7%), el informe del departamento de la capital uruguaya se pregunta si el ingreso a la prostitución es una cuestión dependiente de la variable educativa o si existen otras razones como puede ser la violencia en etapas tempranas, la exclusión socio-económica, como así también conocer si el acceso a la universidad es un mecanismo de salida para quienes ya estaban en la prostitución o si utilizan la prostitución como medio de subsistencia luego de inscribirse en el sistema educativo universitario, entre otras dimensiones pendientes a indagar que en dicho diagnóstico no se han profundizado.


¿Quiénes son los “clientes” y qué servicios sexuales demandan?

Dentro del universo de personas que consumen prostitución, existe una amplia mayoría de hombres.


Entre los servicios sexuales demandados por los puteros mal llamados “clientes”, el informe detalla los actos sexuales más comunes, como el sexo vaginal, oral y anal. Pero sus demandas no terminan ahí…


Entre las demandas más repetidas se encuentra el “papel de novia” que consiste en un juego de roles en el que la mujer prostituida debe actuar a pedido del “cliente” como su novia, simulando una relación afectiva íntima, haciéndole caricias, dándole besos y otros actos simulados donde se busca generar un clima previo afectivo-emocional que “caliente” al putero prostituyente. Esto deja en evidencia un consumo extra de energía emocional de la mujer prostituida, lo que da pistas acerca de los impactos a nivel emocional que tiene la prostitución.


También, entre las demandas comunes que tienen los puteros, se encuentran las prácticas sexuales sin preservativo, como así también el sadomasoquismo o la fuerza física, lo cual da pistas claras de situaciones de violencia que viven las mujeres, travestis y trans prostituidas.


Por último, el informe también menciona que entre las demandas de los puteros se encuentran los actos sexuales donde a la mujer prostituida se le pide actuar como la hija o como la sobrina del “cliente”, como así también realizar actos sexuales relacionados a la pedofilia (5%) e incluso también con animales (2%), lo cual deja en evidencia algunas tendencias pedófilas y zoofílicas de los puteros prostituyentes.


Es importante que como sociedad empecemos a hablar y cuestionar el lugar de los puteros, para focalizarnos en quienes son los consumidores y sostenedores de esta gran industria que es el sistema prostituyente. Cuando hablamos de que el sistema prostituyente es el brazo predilecto del patriarcado que sostiene el histórico privilegio de los varones de consumir los cuerpos feminizados como si fueran objetos nos referimos a esto. A un sistema, que lejos de separar la explotación sexual de una supuesta “libre elección” como si fueran asuntos separados, alimenta sus bolsillos con el consumo patriarcal de puteros que demandan cuerpos de mujeres, niñas, travestis y trans como objetos disponibles a toda hora para satisfacer la supremacía de sus deseos masculinos.


¿Cuáles son los derechos de acceso a la salud integral que la prostitución regulada como un trabajo otorga a las mujeres, travestis y trans prostituidas?

Dentro de lo que es el informe sobre la prostitución regulada en la capital uruguaya, Montevideo, se detallada un apartado sobre la salud integral de quienes subsisten de la prostitución.


En dicho apartado, el informe mismo reconoce que las políticas públicas regulacionistas del país que abordan la salud de las personas en situación de prostitución se focalizan en “la detección de infecciones transmisibles a los clientes, más que a la salud de las trabajadoras sexuales” -textuales palabras del informe- dado que “las mujeres realizan cada seis meses los controles exigidos para el ejercicio del trabajo en la Policlínica de Profilaxis Venérea del Ministerio de Salud Pública” donde se les hacen estudios de sangre para detectar sífilis y VIH, así como también el PAP.


De esta manera, se deja en evidencia que las políticas públicas regulacionistas no tienen una mirada de salud integral de las mujeres, travestis y trans en situación de prostitución que les proporcione el goce pleno de una vida sana, sino que la mirada de salud que se tienen sobre ellas es con el objetivo de habilitarlas para el “trabajo”, evidenciando una clara tendencia a proteger los derechos del consumidor que es el varón putero prostituyente más que a otorgar derechos a las prostituidas.


Asimismo, también menciona sobre los servicios sexuales sin preservativo que son demandados por los puteros. El informe menciona que las entrevistadas han respondido que muchas veces son los dueños de los prostíbulos quienes establecen las condiciones en las que se brinda el servicio sexual, entre ellos actos sexuales sin preservativo. Así, aunque la persona en situación de prostitución sea consciente del riesgo que implica mantener relaciones sexuales sin protección, hacerlo se considera parte de su trabajo y no hay margen para negociación.


También, entre aquellas que tienen algún margen de negociación, se ha identificado que del total de puteros que demandan sexo sin preservativo, el 70% presenta resistencias cuando ellas se oponen, lo que significa una violencia y una vulneración de sus derechos tengan o no margen de negociación al momento de la contratación.


Además de las infecciones de transmisión sexual (ITS), también menciona otras enfermedades y riesgos a los que es expuesta la salud de las mujeres, travestis y trans en prostitución. Entre ellas se mencionan consumos problemáticos de alcohol o drogas, cáncer de útero y enfermedades vinculadas a la modalidad en la que se ofrece el servicio sexual en el caso de quienes están en la calle durante los días de invierno “por estar semidesnudas o desabrigadas” (en palabras textuales del informe).


Más allá de los impactos físicos sobre la salud de las mujeres, travestis y trans en prostitución, también están los impactos psicológicos. Entre las voces consultadas por el diagnóstico realizado, se ha hecho más énfasis en las consecuencias psicológicas y emocionales que en las consecuencias físicas, como ser el estrés emocional que genera la falta o pérdida del deseo sexual y orgasmos, el sentirse un objeto, la falta de oportunidades para dejar de prostituirse como medio de subsistencia, como así también el estigma de la sociedad que focaliza su mirada prejuiciosa sobre las prostituidas en vez de focalizar en quienes consumen prostitución.


De esta manera, el informe deja entrever claras evidencias de que entre los riesgos que atentan contra la salud de las mujeres, travestis y trans prostituidas, no sólo se encuentran las infecciones de transmisión sexual (ITS), sino que también incluye la existencia de otras enfermedades físicas y consecuencias psicológicas negativas generadas por el ejercicio de la prostitución.


¿Cuáles son las violencias a las que están expuestas las mujeres, travestis y trans en situación de prostitución?

Un gran número de mujeres, travestis y trans han declarado haber vivido alguna situación de violencia durante el ejercicio de la prostitución, que van desde actos sexuales que realizan los puteros sin su consentimiento previo hasta hacer cosas obligadas mediante violencias o abusos sexuales, físicas, psicológicas, gritos, maltratos, como así también la amenaza económica del no pago del servicio que funciona como un mecanismo de poder.


Todas ellas son formas de violencias a las que las mujeres, travestis y trans se enfrentan en la prostitución por parte de los puteros prostituyentes que consumen sus cuerpos como objetos, y que muchas veces imponen sus condiciones sin mucho margen de negocación por ser quienes pagan.


Es por esto que es importante dimensionar el profundo origen patriarcal que tiene el acto de prostituir a alguien y llamarlo como lo que es: violencia machista. Revestir la violencia machista como un “trabajo normal”, “como cualquier otro”, no sólo no ayuda a erradicar las diversas formas de violencia de género, sino que además naturaliza la cosificación y mercantilización de las mujeres, travestis y trans que deben estar a disposición del “desenfrenado deseo masculino” en busca de cuerpos feminizados donde “desahogarse sexualmente”.


¿La prostitución realmente es un trabajo para quienes lo ejercen?

Entre las cuestiones indagadas por el diagnóstico, se pregunta por la posibilidad de conseguir un trabajo o cambiar de actividad económica. Del total de mujeres, travestis y trans en prostitución que han sido consultadas por dicho aspecto, el 92% de ellas respondió que quieren conseguir un trabajo que les permita tener un ingreso digno para subsistir tanto ellas mismas como así también, en la mayoría de los casos, mantener a sus familias.


Además, el informe destaca que las vivencias de violencia por parte de parejas, ex parejas o en las familias de origen, podrían dar indicios de las razones de ingreso a la prostitución o de la continuidad en la prostitución, cuestión que no fue indagada por parte de este diagnóstico y debería profundizarse, pero da pistas claras de la existencia de círculos de violencia.


Por eso, cuando desde el abolicionismo hablamos de abolir el sistema prostituyente, no estamos hablando de perseguir y criminalizar a quienes están en situación de prostitución. Hablamos de que el sistema prostituyente, desde el proxeneta que explota sexualmente a una mujer, travesti o trans, hasta el putero que la consume como un objeto para satisfacer su deseo, es la máxima expresión de una de las peores formas de violencia machista que se consuma en un pacto entre patriarcado y capitalismo.


Hablamos de exigir el cumplimiento incuestionable de la Ley de Trata que persigue y penaliza a proxenetas (no a quienes ejercen la prostitución de manera independiente), entendiendo que la regulación del sistema prostituyente como una industria y la habilitación de prostíbulos no pueden ser vistas de manera separada y ajena a la trata con fines de explotación sexual.


Exigimos al Estado políticas públicas para personas prostituidas y sobrevivientes de prostitución que las reconozcan como sujetas de derecho y que aborden de manera integral todas las problemáticas que atraviesan las personas en prostitución para erradicarlas. Políticas públicas que contemplen educación, trabajo, atención médica integral de la salud, asistencia habitacional, asesoramiento legal y reparaciones económicas.


Exigimos una perspectiva abolicionista en las materias de Educación Sexual Integral (ESI) de todas las escuelas y en las capacitaciones relacionadas a la Ley Micaela.


Exigimos campañas de sensibilización que visibilicen el papel de los puteros prostituyentes (“clientes”) y de proxenetas (explotadores) como los principales responsables de este sistema de violencias.


El principio de nuestra lucha abolicionista nunca fue, es, ni será el castigo, la criminalización y la desidia de las personas en situación de prostitución. Nuestro principio es que el Estado debe proteger y promover los Derechos Humanos de ellas, generando las herramientas necesarias para el acceso y el ejercicio de derechos.


Nosotras estamos contra un sistema que nos empobrece, nos cosifica y nos explota. Estamos contra los puteros y los proxenetas pero siempre, siempre con las putas.

167 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page